s e c c i ó n
c o c t e l e r í a
El restaurante El Monje, ubicado en el Hotel Hospes Palacio de San Esteban de
Salamanca, apuesta ahora por habilitar un espacio al aire libre donde las copas
se mezclan con tapas de alta cocina
E
l monje,
un cóctel con vistas
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unque ya había un espacio abierto al cielo salman-
tino, los responsables del restaurante
El Monje
han
querido crear un rincón donde el maridaje entre cóc-
teles y tapas de alta cocina pudieran fusionarse en un
ambiente histórico.
Por eso, el pasado mes de julio, el lujoso hotel
Hospes Palacio
de San Esteban
abrió esta nueva terraza y la puso en manos de
los ‘bartenders’
Sergio Martín Bermejo
y
Borja Mauriz
.
La idea de esta apertura es “dotar al hotel de una coctelería pro-
pia de un hotel de cinco estrellas, un espacio diferente donde los
clientes y los que vengan de fuera puedan disfrutar de la mejor
oferta de combinados”, asegura el director del hotel, Sergio Martín.
De hecho, en la cabeza de sus responsables siempre rondó la
idea de aportarle más valor a un espacio gastronómicamente
especial para mejorar no sólo los servicios que presta el hotel
con sus huéspedes sino también para que cualquier persona que
entre por la puerta tenga una experiencia única.
“Jugamos con la decoración, con la música, la iluminación, todo
está cuidadosamente mimado para que nuestros clientes superen
sus expectativas”, explica Martín.
Para completar la experiencia que comienza en la copa, cada
semana, El Monje se convierte en un club de ‘jazz’ en directo con
dos actuaciones que ayudan a recrear el ambiente de los mejores
locales neoyorquinos.
La idea en cuanto a combinaciones se refiere es crear una carta
por temporada, puesto que la terraza no va estar disponible todo
el año, e ir modificándola e introduciendo elementos nuevos cada
mes de julio, tanto en la comida como en la selección de tragos,
y que se mantendrán hasta octubre.
Los ‘bartenders’ apuestan por una coctelería de autor, que nace
directamente de su experiencia y su creatividad, mezclada con
versiones de los clásicos. De hecho, una parte muy importante de
la carta es precisamente esa reinterpretación de 10 tragos de los
de toda la vida.
Para esta temporada, hay unas 15 recetas nuevas, dos o tres por
cada destilado, que llevan un trabajo previo muy importante para
el que se utiliza la cocina del restaurante y se usan productos
como el ‘keffir’, la trufa blanca, especias… Es decir, unos cócteles
que se convierten en todo un ejemplo de lo que sería la apuesta
por la cocina líquida.
En total, se pueden contar unos 30 cócteles de un listado que
también incluye cuatro mezclas sin alcohol, tipo ‘detox’, para cu-
brir todas las necesidades de los clientes.
“También somos unos enamorados de los vinos de Jerez y de los
vinos en general, por lo que se han usado en varias propuestas,
sobre todo el Palo Cortado y el Amontillado, entre otros”, explica
Sergio Martin.
La única regla de esta coctelería a la hora de crear es buscar el
sabor y el equilibrio como base e ir añadiendo decoraciones y
presentaciones que vayan acordes con la temática de la terraza
para completar una experiencia que satisfaga a los cinco sentidos
de quienes se atrevan a probarlos.